Hola, soy Mònica Moles, creadora del podcast Caminos de Bienestar, un espacio para reconectar contigo, encontrar equilibrio y aprender a vivir con más calma y sentido en medio del día a día.
Hoy quiero hablarte de algo que a menudo olvidamos: descansar no siempre significa desconectar del mundo.
A veces, lo que necesitamos no es una escapada ni un fin de semana libre de todo, sino pequeños microespacios de bienestar dentro de la jornada. Momentos que nos permiten respirar, reordenar la mente y recuperar energía sin detenerlo todo.
Por qué creemos que descansar es parar del todo
Vivimos con la idea de que descansar es algo que ocurre fuera del trabajo o después de terminarlo todo.
Nos decimos: “ya descansaré el fin de semana”, o “cuando acabe este proyecto, me relajo”.
Pero esa pausa perfecta nunca llega. Y mientras tanto, el cuerpo y la mente van acumulando tensión.
La verdad es que no necesitamos grandes pausas, sino pausas con sentido.
Piénsalo: hay días en los que no puedes permitirte parar una hora, pero sí puedes tomarte un minuto para cerrar los ojos, estirarte, beber agua conscientemente, o simplemente mirar por la ventana sin hacer nada.
Eso también es descanso.
Y lo más interesante es que estos microdescansos no interrumpen tu productividad: la mejoran.
Porque cuando recargas energía en pequeñas dosis, vuelves con más claridad y foco.
Qué son los “microespacios de bienestar”
Los microespacios de bienestar son pequeños momentos de reconexión que puedes incluir en tu rutina sin necesidad de cambiar toda tu agenda.
Son una forma de recordarte: “estoy aquí, presente, respirando, vivo.”
Te comparto algunos ejemplos sencillos:
- Antes de empezar una reunión, haz tres respiraciones lentas. Observa cómo cambia tu atención.
- Entre tareas, levántate, estira los brazos, mueve el cuello, y siente cómo el cuerpo se reactiva.
- Cuando notes saturación mental, cambia de lugar o de luz: abre una ventana, camina unos pasos.
- Al mediodía, come sin pantallas y dedica dos minutos a saborear.
- Y al final del día, antes de cerrar el ordenador, agradece algo pequeño que haya ido bien.
Estos momentos no son “pérdidas de tiempo”. Son ajustes de energía.
Y lo mejor es que, cuando los haces con intención, tu mente aprende que no necesita esperar al fin de semana para sentirse bien.
Una historia cotidiana
Hace poco trabajé con una directora de equipo que llegaba siempre al final del día agotada.
Cuando analizamos su rutina, vimos que pasaba ocho horas frente al ordenador sin moverse, comiendo rápido y saltando de una reunión a otra.
Le propuse un experimento: introducir tres microespacios al día.
Solo tres. Un minuto de respiración, un paseo de dos minutos tras comer, y cerrar cada jornada con una pausa antes de irse.
A la tercera semana me dijo: “no tengo menos trabajo, pero ya no llego al límite. Estoy más tranquila, y sorprendentemente, más productiva.”
El cambio no fue radical. Fue constante.
Eso es lo que marcan los pequeños hábitos.
No hace falta parar el mundo para descansar.
Solo hace falta recordarte a ti mismo que puedes hacerlo incluso en medio de él.
Crea tus propios microespacios: respira, observa, conecta.
Y verás cómo cambia la calidad de tus días.
Si sientes que este tema resuena contigo, en Zentrum Coaching te acompaño a integrar bienestar y equilibrio en tu día a día, sin desconectarte de lo que eres ni de lo que haces.
Gracias por escuchar Caminos de Bienestar.
Nos escuchamos en el próximo episodio 🌿
Escucha aquí el episodio completo.
