Hola, soy Mònica Moles, y te doy la bienvenida a un nuevo episodio de Caminos de Bienestar.
Un espacio para reconectar contigo, con tu calma, con tu propósito y con una manera más consciente de vivir.
Este podcast nació con una intención muy sencilla: recordarnos que el bienestar no es algo que tenemos que perseguir, sino algo que podemos cultivar.
No importa en qué punto estés, si trabajas en un despacho, en una empresa, si diriges un equipo o estás en plena búsqueda de equilibrio.
Todos, absolutamente todos, compartimos el mismo deseo: sentirnos bien, vivir con sentido y estar en paz, incluso cuando las cosas no salen como esperábamos.
Y de eso quiero hablarte hoy.
De una idea que puede parecer simple, pero que cambia completamente la forma en la que vivimos el día a día:
👉 ¿Y si el bienestar no dependiera de lo que te pasa, sino de cómo respondes a lo que te pasa?
Vivimos en una cultura que nos enseña a asociar el bienestar con las circunstancias.
Creemos que estaremos bien cuando todo encaje:
cuando tengamos más tiempo, cuando terminemos ese proyecto, cuando lleguen las vacaciones, cuando los demás cambien, cuando todo se calme.
Y mientras tanto, esperamos.
Esperamos a que el mundo nos dé permiso para relajarnos.
Esperamos que el entorno esté en equilibrio para poder sentirnos en equilibrio.
Pero la vida no siempre coopera. Y lo que ocurre es que ese bienestar se vuelve algo externo, algo frágil, que depende de lo que escapa a nuestro control.
Piénsalo: ¿cuántas veces te has prometido descansar “cuando pase esta semana”?
O te has dicho “cuando todo esté más tranquilo, volveré a cuidarme”?
Y llega la siguiente semana… y hay otra urgencia, otro correo, otra preocupación.
Y así pasa el tiempo, mientras el bienestar queda siempre en la lista de pendientes.
Lo que hoy quiero proponerte es un cambio de mirada.
Un cambio profundo, pero muy liberador.
Porque no podemos controlar lo que ocurre fuera —ni el tráfico, ni las palabras de otros, ni los imprevistos de la vida—,
pero sí podemos elegir cómo responder.
Y ahí está el verdadero poder.
Ahí está el bienestar.
En ese espacio mínimo, a veces invisible, entre lo que sucede y lo que decides hacer con ello.
Viktor Frankl, psiquiatra y superviviente de los campos de concentración, decía:
“Entre el estímulo y la respuesta hay un espacio. En ese espacio reside nuestra libertad y nuestra capacidad de elegir nuestra respuesta.”
Ese espacio es el lugar donde habita tu serenidad.
Donde puedes pausar, respirar, y elegir responder desde la calma en lugar de la reacción automática.
Déjame llevarlo a lo cotidiano, a lo que todos vivimos.
Ejemplo 1: el tráfico.
Estás en el coche, llegas tarde, y alguien se te cruza de manera imprudente.
Sientes cómo sube la tensión, la rabia, la impaciencia.
No puedes cambiar lo que ha pasado, pero sí puedes decidir no dejarte arrastrar por ello.
Respiras. Pones una canción que te guste. Te recuerdas que llegar enfadado no te hará llegar antes.
Esa decisión es bienestar.
Ejemplo 2: una conversación difícil.
Alguien te habla con un tono cortante, o hace un comentario que te hiere.
Tu impulso es responder, defenderte, marcar distancia.
Pero eliges hacer una pausa. Escuchar. Preguntarte qué hay detrás de esas palabras.
No desde la sumisión, sino desde la consciencia.
Esa pausa es poder. Y esa pausa es bienestar.
Ejemplo 3: una jornada intensa.
Tienes mil cosas por hacer, y la mente no para.
De repente notas que tu respiración está entrecortada, los hombros tensos, la mandíbula apretada.
Y eliges parar un minuto.
Solo un minuto.
Cierras los ojos, respiras profundo, y vuelves a ti.
No ha cambiado el entorno, pero sí tu energía.
Y eso cambia todo.
Cuando dejamos de buscar la calma fuera, y empezamos a cultivarla dentro, algo se transforma.
Dejas de vivir a la defensiva.
Dejas de reaccionar a cada cosa.
Y empiezas a actuar desde presencia, desde coherencia.
Esa calma no significa no sentir.
Significa sentir sin perderte.
Significa poder sostener el movimiento, el ruido, las emociones… sin identificarte del todo con ellas.
Es mirar lo que pasa —lo bueno y lo difícil— con una mirada más amplia.
La mente tiende a decirnos: “esto no debería pasar”.
Pero la vida, con toda su imperfección, pasa igual.
Y cuando dejas de luchar contra lo que es, encuentras una paz mucho más profunda.
Una paz que no depende de tenerlo todo bajo control, sino de soltar el control.
Desde la neurociencia, sabemos que el cerebro está diseñado para protegernos.
Cuando algo no sale como esperamos, el cerebro reacciona con estrés, porque interpreta cambio como amenaza.
Pero también sabemos que ese mismo cerebro tiene una cualidad increíble: la neuroplasticidad, la capacidad de cambiar con la práctica.
Cada vez que eliges responder con calma, en lugar de reaccionar con impulso, estás fortaleciendo nuevas conexiones neuronales.
Estás entrenando tu mente para la serenidad.
Y eso es algo que se aprende, igual que se aprende un idioma o un instrumento.
La meditación, la respiración consciente, la pausa intencional, no son solo técnicas espirituales:
son ejercicios mentales que reeducan al sistema nervioso.
Nos ayudan a pasar del modo “reacción” al modo “presencia”.
Y con práctica, cada vez es más fácil.
Desde una mirada más profunda —y quizás más espiritual—, el bienestar no depende de que el mundo esté en orden,
sino de sentirte en orden contigo mismo.
Es esa sensación de coherencia, de estar alineado con lo que piensas, sientes y haces.
Y cuando vives desde ahí, aunque el entorno cambie, tú permaneces en un eje más estable.
No te rompes tanto.
No necesitas que todo salga bien para estar bien.
Y eso, en realidad, es libertad.
No es una calma estática, sino viva.
Una calma que respira contigo, que te acompaña incluso en medio del movimiento.
Una calma que no te pide escapar de la vida, sino participar en ella con más conciencia.
Así que hoy te propongo algo muy simple, pero transformador.
Durante esta semana, observa cómo reaccionas a lo que ocurre.
El tráfico, las noticias, una llamada, un correo inesperado, una conversación difícil.
Y pregúntate:
👉 ¿Estoy reaccionando o estoy eligiendo cómo responder?
👉 ¿Qué pasaría si, por un momento, simplemente respirara antes de contestar?
👉 ¿Qué pasaría si me tratara con la misma amabilidad que le daría a alguien que quiero?
No necesitas que todo cambie para sentirte mejor.
Necesitas cambiar la forma en la que te relacionas con lo que pasa.
Recuerda esto:
La calma no está en controlar lo externo, sino en cómo eliges vivir lo interno.
Y esa elección está disponible para ti cada día, en cada momento, incluso ahora mismo.
Si este tema resuena contigo, en Zentrum Coaching acompaño a personas y equipos a integrar esta mirada del bienestar consciente en su día a día.
A cultivar la calma en medio del movimiento, a construir hábitos que nutren, y a transformar la manera en la que viven su energía, su trabajo y su presencia.
Porque el bienestar no es una meta lejana:
es una forma de vivir, aquí y ahora, con más consciencia, más compasión y más autenticidad.
Gracias por acompañarme en este episodio de Caminos de Bienestar.
Te deseo una semana plena, ligera y con esa serenidad que nace de dentro.
