“No tengo tiempo de practicar mindfulness” Esta es la razón más frecuente que oigo a quienes parece que más lo necesitan.
Y es que para practicar la atención plena, no hace falta que estés horas meditando, ni tan siquiera que sigas comentarios guiados de 20 minutos.
Puedes inyectar pequeñas dosis de mindfulness a lo largo del día.
Hoy te comparto 5 mini-descansos sencillos y rápidos para parar, conectar con el aquí y ahora; y volver de nuevo a tu actividad con energía calmada y renovada:
Empieza el día con una pausa
Cuando te levantes por la mañana, toma tres respiraciones conscientes antes de poner en marcha la actividad de tu mente.
Mientras te cepillas los dientes, ve despacio y presta atención. Nota las sensaciones en tu boca, olores, sabores, la temperatura del agua, el contacto con tus labios, cómo está tu cuerpo.
Saborea tu café de la mañana
Cuando bebas tu café hazlo a pequeños sorbos, siente el aroma del café, las sensaciones en tu lengua, en el paladar, cuando tragas poco a poco.
Experimenta cómo es la sensación completa, nota el tacto de la taza caliente en tus manos, utiliza tus sentidos para regresar al aquí y ahora. Establece tu tono del día.
Pasea consciente
En algún momento ya sea cerca de tu casa o del lugar donde trabajas, dedica unos minutos para salir a pasear consciente, presente, atento a los sonidos que escuchas, las sensaciones del aire en tu cara, el contacto de la ropa que llevas con tu piel, la suela de tus zapatos con el suelo.
Nota las sensaciones al dar cada paso, siente tu postura y hacia dónde va tu mirada.
Practica comer con gratitud
En el momento de la cena, tómate unos instantes para sentirte agradecido, por los alimentos nutritivos que estás comiendo y las personas que han sido necesarias para hacerlo posible.
Este pequeño gesto puede cambiar tu actitud, y las emociones que sientes en vez de estar pendiente de terminar de comer mientras tu atención está dispersa en un sinfín de pensamientos acumulados a lo largo del día.
Reduce tu velocidad antes de dormir
Con los pies en el suelo antes de meterte completamente en la cama, tómate de 3 a 5 minutos para seguir tu respiración.
Siente el aire que entra y sale por tus nariz, cómo se hinchan y deshinchan tus pulmones.
Observa cómo tu cuerpo se relaja a medida que respiras con atención.
Date cuenta cuando sale el aire, cómo son tus pensamientos y déjalos que se disuelvan.
Cada vez que inhalas absorbe más relajación, y cada vez que exhalas deja que tu cuerpo se afloje cada vez más.
Ya estás preparado para disfrutar de un sueño relajado y reparador.
Si te ha parecido interesante, compártelo con quienes creas que les puede ayudar.
Un abrazo y hasta muy pronto,
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